El republicano Donald Trump sumaba 230 grandes electores mientras que la demócrata Kamala Harris alcanza 210, hasta el cierre de esta edición, en las presidenciales del martes en Estados Unidos, según proyecciones de los medios de comunicación.
Los estadounidenses votaron a la sombra de amenazas de disrupciones violentas del proceso de voto y la promesa de cuestionamientos legales de los resultados. La jornada registró una alta participación que rebasó los 160 millones de votos estimados.
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En la elección más competida y costosa de la historia estadounidense, los candidatos, la vicepresidenta demócrata y el expresidente republicano llegaron al día del voto en un virtual empate estadístico, con la primera favorecida por una mayoría de mujeres y el segundo principalmente por el voto masculino.
Los principales temas de la campaña fueron el estado de la democracia en el país, la economía, el aborto, migración y seguridad, entre los mas citados.
Los comicios acapararon la atención mundial, dado el impacto que se espera tengan en temas como la guerra de Ucrania, el conflicto de Gaza, la situación de las alianzas militares y económicas de Estados Unidos. El candidato Trump se ha expresado por una política más introvertida, imposición de tarifas elevadas a las importaciones de algunos países, en especial México.
La aparente igualdad llevará a demoras en el recuento de votos de varios estados, especialmente los llamados bisagra (Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin), que con un conjunto de 93 votos electorales son considerados como definitorios.
Unos 80 millones de votos fueron emitidos por adelantado o por correo y se esperaban objeciones, sobre todo de los republicanos. Se creía que esos votos favorecerían a los demócratas por 54 a 33%, pero el recuento comenzó apenas al cierre de casillas.
La lentitud y la tensión se extendían también al Congreso, donde la diferencia de unos cuantos asientos –tres en el Senado, media docena en la Cámara baja– determinará las mayorías.
Trump ha señalado por meses que es muy probable que impugne los resultados de las elecciones en caso de perder. Ayer trató de socavar la credibilidad de las elecciones en Filadelfia, la mayor ciudad del estado clave de Pensilvania (19 votos electorales), un área demócrata, que ya fue parte en 2020 de alegatos del expresidente por supuesto fraude.
El republicano nunca reconoció su derrota de 2020, y sus intentos extralegales de anular esa elección culminaron en el intento de asonada del seis de enero de 2021, cuando una multitud de sus partidarios ocupó violentamente el edificio del Capitolio e, donde sesionaba el Congreso para certificar los resultados de la elección.
De acuerdo con reportes de prensa, un capítulo de los Proud Boys, un movimiento de extrema derecha que jugó un papel fundamental en el motín de enero de 2021, publicó un mensaje en las redes sociales en el que decía que sus miembros “o se unirán a la resistencia o se arrodillarán y aceptarán voluntariamente el yugo de la tiranía y la opresión”.
Por su parte, la demócrata Harris busca convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos, mientras Trump quiere regresar al poder después de cuatro años fuera de la Oficina Oval.