RUTA 2024 USA

Elecciones muy caras

Tanto Harris como Trump se ven obligados a encabezar operaciones de recaudación

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Las elecciones en Estados Unidos estarán costando una fuerte suma de dinero Créditos: Especial

En 2020, los comicios costaron 16.4 mil millones de dólares, de los cuales 6.5 mil millones correspondieron sólo a la campaña presidencial y 9.9 mil millones a las casi 470 campañas para renovar el Congreso –435 representantes o diputados y 33 senadores–, de acuerdo con la organización Open Secrets, dedicada a seguir los gastos de candidatos.

Y eso sin considerar los estimados dos mil millones de dólares anuales que cuesta la administración del aparato electoral al gobierno federal y los gobiernos estatales.

O tampoco el costo del gasto de los aspirantes a unos cinco mil puestos de elección estatales, de legislaturas a alcaldías, juntas municipales, comisarios de policía y en algunos casos, jueces.

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La campaña electoral presidencial y del Congreso puede llegar este año a 20 mil millones de dólares.

Pero si reflejan el gasto que hacen grupos de interés, conocidos como Comités de Acción Política (PAC, por sus siglas en inglés) que a su vez recolectan fondos para promover o atacar a tal o cual candidato en función de sus intereses específicos, sean promover el combate al cambio climático o la posesión de armas.

Más allá de la carrera presidencial, que posiblemente llegue, o rebase los siete mil millones de dólares, habría que considerar que la inversión en tan sólo una de las más de 800 campañas para llegar a la Cámara baja –donde el porcentaje de reelección supera 80%– puede ser de entre 800 mil y 2.7 millones de dólares. Una campaña exitosa para el Senado puede superar los 25 millones.

Las cifras de recolección de fondos son seguidas por analistas políticos, porque de esas cifras dependerán en gran medida la capacidad de los candidatos, especialmente a nivel presidencial, para gasto de publicidad y compra de tiempo en estaciones de radio, televisión, o anuncios.

Así, el reporte de que la demócrata Kamala Harris habría recibido 531 millones de dólares en donativos en solo un mes fue considerado como un indicativo del renovado entusiasmo demócrata, luego de que el presidente Joe Biden cediera a presiones para renunciar a sus aspiraciones de reelección, que parecían condenadas de antemano.

La exitosa Convención Nacional Demócrata, del 19 al 22 de agosto en Chicago, fortaleció el entusiasmo y de paso las arcas del partido y sus candidatos.

Los republicanos han hecho lo propio y la realidad es que su candidato, el expresidente Donald Trump, ha mantenido una campaña constante de solicitud de recursos, especialmente a partir de su residencia y club de golf en Mar-a-Lago, que le permite agasajar a multimillonarios deseosos de contribuir, sea por interés político, por convicción o por la posibilidad de contactos y favores futuros.

El porcentaje de fondos obtenidos de pequeños donantes es mayor entre los demócratas que entre los republicanos. En 2016, el costo de la elección presidencial apenas rebasó la relativamente modesta suma de ocho mil millones de dólares.

Y con la excepción del costo oficial acreditado a la administración electoral, el gasto sale de una sofisticada y cada vez mayor operación de recaudación de fondos que literalmente no descansa.

De hecho, en su momento el ahora embajador y antes senador John Kerry, relató que al día siguiente de haber sido electo senador, en noviembre de 1985, uno de sus primeros actos fue participar en reuniones y hacer llamadas telefónicas para recolectar fondos con mitad a su siguiente campaña electoral, seis años después.

No es un acto extraño. Es parte del trabajo de todo político y candidato.

De hecho, puede afirmarse que a la sombra de las elecciones generales de 2024, tanto la vicepresidente Harris, como el republicano Trump, se ven obligados a encabezar operaciones de recaudación de fondos que lo mismo pueden ser grabar mensajes telefónicos para pedir la donación de 25 dólares o reunirse con multimillonarios capaces de ofrecer 25 millones de dólares o más.