La Casa de Moneda de México (CMM) modernizará la fabricación de monedas de circulación nacional. Conforme al Programa Institucional 2025-2030, a partir del próximo año se comenzará la transición hacia monedas de uno, dos y cinco pesos. De acuerdo con información oficial, este cambio permitirá producir las piezas a un costo menor y bajo criterios de sostenibilidad, pues el nuevo material reduce el impacto ambiental y facilita los procesos de fabricación.
La medida se realizará en coordinación con el Banco de México (Banxico), al tiempo que el gobierno federal impulsa políticas orientadas a la digitalización de la economía y la disminución del uso de efectivo. Sin embargo, las monedas seguirán circulando de manera habitual y conservarán su valor nominal, por lo que la ciudadanía podrá utilizarlas sin modificaciones en sus transacciones cotidianas.
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¿Cómo serán las nuevas monedas y cuándo se hará el cambio?
La Casa de Moneda de México (CMM) avanza en la modernización de las monedas de circulación nacional. De acuerdo con el Programa Institucional 2025-2030, se reemplazará el núcleo actual de las piezas de 1, 2 y 5 pesos —fabricado con bronce-aluminio— por acero recubierto de bronce, mediante una técnica conocida como electrodepositado o electrochapado.
Este cambio permitirá una reducción significativa en los costos de producción, estimada entre 300 y 400 millones de pesos en los próximos años. La medida se aplicará a partir de 2025 y se llevará a cabo en coordinación con el Banco de México (Banxico).
A pesar del impulso federal para promover los pagos digitales y disminuir el uso de efectivo, las monedas seguirán siendo fundamentales para las transacciones cotidianas. Se prevé que Banxico solicite la acuñación de más de 3,000 millones de piezas anuales para cubrir la demanda en todo el país.
Dinero electrónico no remplazará al efectivo
De acuerdo con el Programa Institucional 2025-2030, la CMM prevé que las operaciones realizadas por medios electrónicos se tripliquen hacia 2030 a nivel global, con un crecimiento estimado de 61% y superando los 3 billones de transacciones. Este cambio responde a la interacción entre el sistema financiero, empresas, autoridades y consumidores, en un entorno donde la digitalización cobra cada vez más fuerza.
Sin embargo, el organismo destacó que el dinero físico seguirá teniendo un papel clave, sobre todo en economías en desarrollo, donde persisten limitaciones en infraestructura tecnológica y bancarización. Por ello, el gobierno federal y el Banco de México mantienen la producción de monedas para garantizar su disponibilidad en pagos minoristas.