Aunque su apellido dice otra cosa, Prisca Awiti presume su nacionalidad mexicana (junto a la medalla de plata que ganó en París 2024), y que va a ser un puente de inspiración para chicos y grandes.
La primera vez que la judoca compitió con la bandera tricolor fue en octubre de 2017 (Abierto de España). Siete años después, consumó el sueño que inició en Londres 2012, cuando asistió a los JO en su ciudad natal.
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“Tal vez no me vea como normalmente es una mexicana, pero llevo al país en mi sangre y lo represento como si hubiera nacido aquí. Me considero más mexicana que nunca”, dijo en su visita a Heraldo Media Group.
Con padre de Kenia, donde el atletismo es potencia, la atleta nunca volteó a ver esa alternativa: “Mi papá hizo caminata de joven, pero a mí no me gusta correr, aunque lo tenga que hacer al entrenar”, confesó.
Aunque está orgullosa de su nacionalidad, cree que la cultura de tres países la llevaron al podio: “Mi personalidad es la mezcla de los lugares de donde vengo, mi forma de ser es lo que me llevó a esta meta, a ser la deportista que soy. No cambiaría nada”, acepta.
Prisca confirma su nacionalidad mexicana usando expresiones como “echar la hueva”, al desear un descanso después de su ajetreada gira como medallista, la que nunca imaginó. “No sé cuánto va a durar, pero lo estoy disfrutando. Soy la misma de antes, humilde, no he cambiado.
“Me gusta que los niños se emocionan por ver a alguien famoso. Me hace recordar cuando era chiquita. Me pone feliz inspirar a la gente”, agregó.
Con la misma fuerza que aplica en el tatami, Awiti abraza su presente: “Claro que pienso en Los Ángeles 2028, pero sólo planeo descansar. Voy a hacer todo lo que pueda por el país.
“Si pudiera cambiar algo sería dar más apoyos a los atletas. Espero que este resultado los inspire, hay que crear metas pequeñas para llegar a una grande como Juegos Olímpicos. Sólo falta creer que es posible”, concluyó.