La vigilancia en materia ambiental que se ha implementado en Quintana Roo durante los últimos tres años ha generado un cambio significativo en las prácticas de los desarrolladores turísticos. El secretario de Ecología y Medio Ambiente, Oscar Rébora, informó que en menos de un año las solicitudes de validación de Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) pasaron de un promedio de 100 a 300, lo que refleja el compromiso creciente de los inversionistas por cumplir con la normativa.
“Estamos firmes contra el desarrollo irregular. Bienvenida la inversión, pero siempre que cumpla con la normativa ambiental”, subrayó Rébora, al destacar que antes era común que los constructores levantaran obras sin permisos, confiando en la falta de inspecciones y posteriormente pagando multas.
El funcionario recordó que en octubre de 2024 el Congreso del Estado aprobó una reforma a la Ley de Equilibrio Ecológico, que prohíbe actos preparatorios de construcción sin contar previamente con una autorización ambiental. Esta medida, dijo, ya se aplica en todo el territorio y busca poner fin a prácticas como la edificación de desarrollos sin drenaje, sin plantas de tratamiento o fuera de la zonificación permitida.
En cuanto a la agenda ambiental, Rébora destacó que la gobernadora Mara Lezama ha sido firme en respaldar proyectos sustentables. Como ejemplo mencionó la instalación de paneles solares en la propia Secretaría de Ecología, lo que ha generado reducciones importantes en costos y un avance en el uso de energías limpias. Además, subrayó que se trabaja para ampliar este tipo de sistemas en edificios públicos y escuelas.
Respecto al fenómeno del sargazo, informó que concluyó la temporada y que se avanza en proyectos de innovación. Resaltó la primera planta piloto para la generación de biogás a partir de lodos residuales y sargazo, con una inversión de 40 millones de pesos. Tras 14 meses de estudios, se demostró que ambos residuos pueden coexistir en un mismo proceso tecnológico para generar energía limpia, con miras a su industrialización.
“El crecimiento en las MIAs refleja la confianza de los empresarios en este gobierno y en los mecanismos de regulación. Lo importante es que ahora los desarrolladores buscan hacer las cosas bien desde el origen, no después de dañar el medio ambiente”, afirmó Rébora.