QUINTANA ROO

Mexicano crea un universo de juegos de mesa inspirado en la cultura maya

La iniciativa combina historia, fantasía y reflexión para acercar a nuevas generaciones a la cosmovisión mesoamericana.

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Faure busca posicionar a México en la industria global de juegos de mesa.Créditos: Especial

A los 18 años, de pie frente a la imponente pirámide de Chichén Itzá, Gabriel Faure escuchó un sonido que marcaría su vida. El canto del quetzal, emulado por la acústica de la construcción, despertó en él una curiosidad que lo llevó a investigar la cosmovisión mesoamericana. Años después, esa semilla germinó en un proyecto único: El Camino de Xibalbá, un universo narrativo que busca revalorar la cultura maya a través de lo lúdico.

Faure, quien vivió en Cancún y recorrió varios sitios arqueológicos de la península, recuerda con claridad cómo inició todo.

“Nos dimos cuenta que el tablero del juego de pelota podía recrearse como un juego abstracto. Investigamos, escribimos y de ahí nació la historia. Primero fue Pitz, luego vinieron más juegos y hasta cómics. Todo comenzó con una idea sencilla que fue creciendo”, relata.

Pitz es un juego asimétrico inspirado en el ancestral juego de pelota maya. Dos jugadores encarnan a personajes del universo de Camino a Xibalbá y buscan anotar la bola a través de los aros del tablero, en un esquema que combina estrategia, control de elementos y movimientos similares al ajedrez. Los protagonistas iniciales son Kimil y Ueyi, descendientes de linajes ficticios creados para este mundo.

El universo Camino a Xibalbá une historia, mitología y diseño contemporáneo.

Pero el universo no se limita a un solo tablero. Otro de los títulos es La Senda del Sacerdote, diseñado para jugar en solitario. En él se narra la vida de Pactic, un niño que escapa de la esclavitud para convertirse en sacerdote del dios Ah Puch, señor del inframundo.

El jugador debe enfrentar a falsos y verdaderos maestros que representan virtudes y defectos, en una dinámica que, más que entretener, invita a reflexionar sobre la vida.

“Cada decisión abre caminos y consecuencias, igual que en nuestra propia existencia. Lo que parece un simple error puede convertirse en un lastre como el rencor, que al final del juego puede devorarlo todo”, explica Faure.

El proyecto destaca por la riqueza de su lore, es decir, el conjunto de relatos y mitologías que conectan a cada juego con una narrativa mayor. Inspirado por la llamada “marvelización” del cine y las series, Faure propone una alternativa que rescata elementos de la cosmovisión mesoamericana y los adapta a un formato contemporáneo.

“No buscamos contar la historia oficial, sino crear un cuento fantástico con raíces en nuestra cultura. La gente a veces me dice: ‘así no fue’. Y respondo: lo importante es que se interesaron, que voltearon a ver su propia herencia”, comenta entre risas.

Ilustraciones y tableros recrean la cosmovisión mesoamericana en clave lúdica.

El equipo detrás de Camino a Xibalbá es multidisciplinario: ilustradores, programadores, filósofos y diseñadores colaboran en la construcción de este universo. Cada producto lleva consigo un pedazo de esa visión compartida.

“Lo bonito es que de un juego nació una historia, y de esa historia han surgido más juegos y proyectos”, afirma.

A través de la plataforma Jalapeño Labs, Faure distribuye sus creaciones y abre espacio a otros diseñadores mexicanos. Su meta es clara: ofrecer experiencias lúdicas que pongan en alto la cultura nacional y muestren que en México también se puede innovar en la industria de los juegos de mesa.

El futuro de Camino a Xibalbá incluye cómics, experiencias sensoriales y nuevos títulos que seguirán ampliando este universo. Para Faure, se trata de un homenaje vivo a las culturas prehispánicas.

“Los mayas y mexicas alcanzaron grandeza en su tiempo. Si hoy retomamos sus valores y símbolos, podemos aprender mucho como sociedad”, asegura.

Así, en un mercado saturado de superhéroes y franquicias globales, un creador mexicano apuesta por recordar que, antes de Marvel o DC, ya existían historias profundas que explicaban la vida, la muerte, el heroísmo, la redención y el sentido de comunidad. Historias que aún pueden inspirar a nuevas generaciones… esta vez, desde un tablero de juego.