DESTINO

¿Revive el latifundio en plena 4T?

En plena 4T, las reformas salinistas al Artículo 27 Constitucional, que trata el tema agrario, abrieron la puerta a una nueva era de acumulación de tierras en México

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Destino, columna de Javier Ugalde del 19 de agosto de 2025 Créditos: El Heraldo Media GroupCréditos: El Heraldo Media Group

Cuando nació el Territorio de Quintana Roo el 24 de noviembre de 1902, un solo hombre era el poseedor del 28.5 por ciento de los 50 mil 200 kilómetros cuadrados con que cuenta la entidad, al tener bajo su control 14 mil 232 kilómetros cuadrados, que a su vez significaban el 15.6 por ciento del territorio total de la Península de Yucatán.

Ese hombre fue Faustino Martínez, nacido en Navarra, España, quien a finales del siglo XIX y principios del XX, fue calificado como el "dueño de Yucatán" por la prensa de la Ciudad de México.

Se trató de un hombre brillante para los negocios, pero a la vez fue un personaje misterioso, que quizás sin proponérselo, jugó un papel clave para la creación de lo que hoy es el estado de Quintana Roo.

Fue tan hábil, que en menos de 20 años se logró colar como parte de la élite porfiriana y ser uno de los consentidos de Porfirio Díaz, quien confió en él para encabezar el proyecto económico de rescate de la costa oriental de la Península de Yucatán.

De esta forma, Faustino Martínez logró, entre 1898 y 1893, obtener la concesión para explotar siete mil 232 kilómetros cuadrados de tierras en la costa oriental de Yucatán, entre Cabo Catoche y Tulum.

Posteriormente, en 1898, logró una autorización para arrendar en el sur de lo que hoy es Quintana Roo, un terreno nacional de siete mil kilómetros cuadrados, en las márgenes del río Hondo, para lleva a cabo el usufructo de recursos maderables.

Formó parte de la estrategia porfiriana para acabar con los rebeldes mayas, que desde 1847 sostenían la llamada Guerra de Castas; formalizar una frontera con las Honduras Británicas, hoy Belice; y crear el Territorio de Quintana Roo.

La existencia del latifundio en México fue lo que permitió que este empresario navarro fuera protagonista de todos estos hechos históricos, lo cual cambió con la Revolución de 1910, pero se afianzó hasta el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, con la creación de los ejidos.

Sin embargo, la acumulación de tierras aquí en Quintana Roo y en parte del territorio nacional, empieza a revivir de manera discreta.

Un estudio del Registro Agrario Nacional ha revelado cómo algunos empresarios e incluso políticos, han empezado a acumular tierras, como es el ejemplo de un ex funcionario de esa institución, de nombre Antonino Almazán Arteaga, quien posee cinco mil 145 parcelas en 12 núcleos agrarios, con tres mil 63 hectáreas, ubicadas en 10 municipios de los estados de Yucatán, Quintana Roo, Jalisco y Campeche, cuyo valor es superior a los mil 200 millones de pesos. Como él, hay más.

Si bien todo lo anterior está muy lejos de lo que ocurrió en el porfiriato, en plena 4T, las reformas salinistas al Artículo 27 Constitucional, que trata el tema agrario, abrieron la puerta a una nueva era de acumulación de tierras en México.