Convertir los desechos del coco en un recurso útil y sostenible ya es una realidad en Quintana Roo. El doctor Fernando Casanova, investigador del Instituto Tecnológico de la Zona Maya, lidera un proyecto que busca transformar los residuos de la cáscara de coco en biochar, un material con alto potencial agrícola y forestal que además ayuda a reducir las emisiones contaminantes derivadas de la quema de este desecho.
Durante la presentación de los avances del estudio, organizada por el Consejo Quintanarroense de Ciencia y Tecnología (Coqhcyt), el especialista explicó que esta iniciativa forma parte de un esfuerzo conjunto entre instituciones académicas, productores locales y organismos de investigación nacionales e internacionales.
“En 2025 se aprobó formalmente el proyecto dentro de la convocatoria estatal de ciencia aplicada. Participan el Tecnológico Nacional de México campus Zona Maya, el Colegio de la Frontera Sur, productores de la cooperativa de coco de Laguna Guerrero y la Escuela Superior Técnica México de Belice”, señaló.
El doctor Casanova, miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II, detalló que el biochar se obtiene a partir de un proceso de combustión controlada que aprovecha materiales orgánicos difíciles de degradar, como la cáscara del coco, la cual contiene lignina, un compuesto de estructura compleja.
Este material, explicó, al ser transformado correctamente, puede mejorar la fertilidad de los suelos, retener nutrientes y reducir la emisión de gases de efecto invernadero como el metano y el dióxido de carbono.
El investigador destacó que en comunidades como Laguna Guerrero, donde la producción de coco genera grandes volúmenes de desechos, esta alternativa representa una solución ambiental y económica.
“Antes, muchos productores quemaban los residuos sin control, lo que generaba contaminación y riesgos a la salud. Ahora, con el biochar, esos mismos desechos se convierten en un insumo valioso para la agricultura y la restauración de ecosistemas”, indicó.
El proyecto, respaldado por el Coqhcyt, forma parte de la apuesta por fortalecer la ciencia aplicada al desarrollo local. Con la colaboración de los productores, el equipo de investigación continúa afinando los procesos para mejorar la eficiencia de los hornos y la calidad del biochar, con el objetivo de escalar la producción y promover su uso en más comunidades rurales del estado.