Lo que debía ser un último adiós digno para decenas de mascotas se ha convertido en una historia de horror y traición. Más de un centenar de familias de Chetumal denuncian haber sido víctimas del crematorio “Casa Xibalbá”, que ofrecía servicios funerarios para animales y devolvía, en lugar de cenizas, arena, piedras y raíces. Detrás del engaño, las autoridades descubrieron un cementerio clandestino con restos de animales abandonados cerca del Boulevard Bahía, a unos metros de la Megaescultura.
El caso salió a la luz cuando una llamada anónima alertó sobre una bolsa negra con un cadáver en descomposición en un terreno baldío de la calle Francisco Primo de Verdad. Al llegar, las autoridades encontraron el cuerpo de un perro que, según su dueño, había sido entregado horas antes a “Casa Xibalbá” para su cremación. La coincidencia encendió las alarmas y dio inicio a una investigación que destapó un fraude sistemático.
La noticia se difundió rápidamente en redes sociales, y decenas de personas comenzaron a revisar las urnas que habían recibido del crematorio. El hallazgo fue devastador: muchas contenían tierra común, restos de madera o incluso basura. La indignación creció hasta que el miércoles 29 de octubre un grupo de afectados se presentó en el establecimiento, ubicado en Retorno Isla Contoy, entre Héroes de Chapultepec y Guadalupe Victoria, donde enfrentaron al propietario, identificado como Guillermo.Y.N., y a una mujer de nombre Briceidy, señalados como responsables del fraude, estos ofrecían el servicio de cremación de mascotas desde 2022, para lo cual cobraban entre 4 mil y 10 mil pesos por tratar los restos de los animales.
El enojo de la multitud estuvo a punto de desbordarse. Los vecinos intentaron agredir al dueño, quien fue rescatado por elementos de la Policía Estatal Preventiva. Desde entonces, ambos sospechosos se encuentran prófugos.
La Fiscalía General del Estado (FGE) y el Ayuntamiento de Othón P. Blanco iniciaron un operativo conjunto que derivó en el aseguramiento del inmueble y en la localización de un predio cercano al Boulevard Bahía donde se hallaron decenas de cuerpos y restos de mascotas enterrados sin ningún tipo de control sanitario.
Con maquinaria pesada, peritos y veterinarios especializados comenzaron el levantamiento de los cuerpos. Muchos fueron identificados por sus dueños gracias a cobijas, pañales o prendas con las que habían sido envueltos al momento de su entrega. La escena, marcada por el llanto y la incredulidad, se convirtió en un improvisado santuario: los familiares colocaron flores, veladoras y fotografías de sus animales, en señal de duelo y exigencia de justicia.
La carpeta de investigación fue registrada bajo el número FGE/QROO/OPB/10/5568/2025, e incluye delitos por fraude, maltrato animal y violaciones a la legislación ambiental. Según estimaciones de las autoridades, más de 100 personas podrían haber sido víctimas del crematorio, que cobraba entre 1,500 y 10,000 pesos por cada servicio.
El caso generó una respuesta inmediata por parte del Ayuntamiento de Othón P. Blanco. Por instrucciones de la presidenta municipal Yensunni Martínez Hernández, se desplegaron operativos conjuntos entre las áreas de Salud, Asuntos Jurídicos y Policía Municipal, además de la Procuraduría de Protección al Ambiente (PPA), la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
“Desde el primer momento que se tuvo conocimiento del caso, el municipio brindó acompañamiento a las víctimas y presentó una denuncia formal por delitos contra el medio ambiente y la fauna”, informó la administración municipal en un comunicado.
Asimismo, una brigada de más de 30 trabajadores de Servicios Públicos Municipales realizó tareas de búsqueda y limpieza en lotes baldíos y áreas verdes colindantes con la Megaescultura, donde se presume que se arrojaron parte de los restos.
Las primeras inspecciones confirmaron que el crematorio operaba sin licencia de funcionamiento ni permisos municipales, y que el local no contaba con señalización ni registro comercial. Por tal motivo, el inmueble fue asegurado y quedó bajo resguardo de las autoridades.
La magnitud del caso ha conmocionado a Chetumal. Colectivos animalistas, veterinarios y ciudadanos han exigido que se aplique todo el peso de la ley contra los responsables y que se establezcan controles más estrictos para regular los servicios funerarios de mascotas, una actividad que ha crecido en los últimos años sin una supervisión clara.
“Esto no es solo un fraude, es una traición a la confianza y al amor que las personas tienen por sus animales”, expresó María José Méndez, integrante del colectivo Huellitas del Sur. “Queremos justicia y que este crimen no quede impune. No descansaremos hasta que se castigue a los culpables”.
Las redes sociales se inundaron de mensajes de indignación y condolencias. Decenas de familias compartieron fotografías de sus mascotas, acompañadas de mensajes de dolor y rabia. En los comentarios, se repite una exigencia:
“Que paguen por lo que hicieron”.
Ante el caso del crematorio “Casa Xibalbá”, la Dirección de Riesgos Sanitarios se ha negado a dar información a este miedo, y dejado al descubierto una dolorosa realidad: la falta de regulación y vigilancia en los servicios que, en teoría, deberían ofrecer respeto y dignidad al último adiós de los animales de compañía.
Mientras la Fiscalía continúa con las investigaciones y busca dar con el paradero de los responsables, las familias afectadas enfrentan un duelo doble: la pérdida de sus mascotas y la certeza de que fueron engañadas en uno de los momentos más vulnerables de sus vidas.