EL RUGIDO DEL BALAM

Diario de una Transición: “Mara, mujer extraordinaria”

En ese trayecto, una mujer del Caribe, Mara Lezama, acompaña su paso, como prueba de que la nueva era del poder mexicano también tiene rostro de mujer.

LOCAL

·
El Rugido del Balam, columna de Jorge Castro Noriega del 29 de octubre de 2025 Créditos: El Heraldo Media GroupCréditos: El Heraldo Media Group

El recién publicado Diario de una Transición Histórica no es un libro de memorias de la presidenta: es una radiografía política.

En él, Claudia Sheinbaum no narra simplemente los meses que siguieron a su aplastante triunfo electoral, sino el proceso simbólico de transferencia del poder -y del espíritu- de Andrés Manuel López Obrador hacia ella.

En sus páginas no hay ruptura ni sombra de distanciamiento, sino continuidad ideológica y sentido de pertenencia: “Ganamos el Plan C”, escribe sin rodeos la presidenta, dejando claro que la elección por voto popular de jueces no fue imposición de su antecesor, sino mandato compartido.

El libro muestra que el pase de estafeta no fue un trámite burocrático, sino un viaje de inicio. Durante cuatro meses, ella y AMLO recorrieron juntos el país, entregando obras, evaluando proyectos y construyendo una narrativa de sucesión ordenada. Sheinbaum lo describe con serenidad y afecto, consciente de que su liderazgo no nace de una ruptura, sino de la convicción compartida de que la 4T no terminaba con López Obrador, sino que cambiaba de rostro y de estilo.

Entre los pasajes más reveladores, destaca el relato de la última gira por el sureste: la evaluación de los tramos 2 y 3 del Tren Maya. Sheinbaum la define como una despedida emocional y simbólica, “la última vez” que el presidente -como tal- recorrería esas tierras. Allí, entre ingenieros, soldados y trabajadores, subió al tren en Mérida rumbo a Cancún junto al general secretario de Defensa, el ingeniero Daniel Chávez, el gobernador yucateco Mauricio Vila Dosal y la de Quintana Roo, Mara Lezama, a quien describe en el libro como “una mujer extraordinaria, activa, entregada a la gente, siempre feliz y con gran sentido político”.

La frase no es adorno, sino de reconocimiento. Para Sheinbaum, Mara Lezama representaba desde ahí la consolidación del liderazgo femenino dentro del movimiento. Ambas son la prueba viva de que la transformación no sólo cambió estructuras de poder, sino también su género.

En esa transición, la presidenta veía en la gobernadora a una aliada estratégica en el sureste. Una mujer surgida con el impulso de López Obrador, que aprendió a transitar hacia el nuevo tiempo político con inteligencia, cercanía social y lealtad. Y Mara, por su parte, supo afianzar esa relación hasta convertirla en una mancuerna eficaz, visible en la atención prioritaria que el gobierno federal ha otorgado al Caribe Mexicano, al turismo y a la infraestructura de la región.

El pasaje del Tren Maya en Diario de una Transición Histórica simboliza, además de una despedida del pasado, el arranque de una nueva etapa con dos mujeres al frente: una en la nación y otra en el destino turístico más importante del país, conectadas por una visión de desarrollo con justicia social.

En un gobierno donde cada palabra tiene peso, Sheinbaum reservó elogios generosos para Mara Lezama, mientras figuras como Adán Augusto o Monreal apenas merecieron una lacónica mención. En política, los silencios también gobiernan.

ZARPAZO

Entre los consejos que López Obrador le dio a Sheinbaum durante esa gira de transición de la que emanó su libro hubo tres que la marcaron: “Confía en el pueblo, no te alejes de él”; “no te pelees con Trump ni con Estados Unidos, navega en aguas serenas”; y “no heredes mis pleitos, ni siquiera con el rey de España”. Más que sugerencias, eran coordenadas de poder.

Sheinbaum las asumió con la serenidad de quien entiende que el cariño popular no se impone, se cultiva; que la diplomacia no es sumisión, sino estrategia; y que la continuidad no significa obediencia, sino convicción. Así, la Presidenta abraza la sombra de su antecesor sin someterse a ella y, a la vez, construye su propio camino de liderazgo.

Y en ese trayecto, una mujer del Caribe, Mara Lezama, acompaña su paso, como prueba de que la nueva era del poder mexicano también tiene rostro de mujer.