La capital del estado vivió un momento histórico con la llegada del Cristo Negro de San Román, una de las imágenes religiosas más antiguas y veneradas del sureste mexicano, procedente de Campeche.
Con más de 450 años de devoción, la sagrada figura fue trasladada por primera vez desde su santuario en San Francisco de Campeche hasta Chetumal, donde cientos de fieles la recibieron con emoción, cantos y lágrimas de fe.
Resguardado en su urna de cristal, el Cristo fue recibido en la Parroquia de San Judas, donde se celebró una misa de bienvenida. El ambiente estuvo lleno de fervor, con el aroma del incienso y los cánticos que resonaron en cada rincón del templo. De acuerdo con el presbítero Jonathan Pinzón, párroco de la Parroquia de San Martín de Porres, la imagen encabezó una procesión solemne rumbo a su sede final.
Durante su estancia en la capital, la imagen permanecerá expuesta para la veneración pública en la Parroquia de San Martín de Porres. Niños, jóvenes y adultos podrán acercarse a presentar oraciones, agradecer milagros y renovar su esperanza ante una figura que por generaciones ha simbolizado protección y consuelo para miles de creyentes.
Así, entre aplausos, lágrimas y plegarias, Chetumal recibe al Cristo Negro de San Román, cuyo paso deja una huella imborrable en los corazones de todos los que creen que la fe puede unir fronteras y transformar vidas.