Habitantes del sector norponiente de Cancún denunciaron la existencia de basureros clandestinos donde, de manera cotidiana, se realizan quemas ilegales de residuos dentro del sistema lagunar Chacmuchuch, un área natural protegida que colinda con la laguna Manatí y el área continental de Isla Mujeres.
Las quemas se concentran en la zona conocida como El Betel, donde todos los días —sin excepción— se observan columnas de humo que afectan la calidad del aire y la salud de los vecinos. Se trata de una práctica que ocurre a cualquier hora, incluso de noche, y que desde hace más de cinco años ha sido documentada por ciudadanos sin que las autoridades logren detenerla.
Los residentes señalaron que el problema genera contaminación atmosférica y acumulación de residuos sólidos, además de un impacto directo sobre la fauna. En el área se ha observado la huida de aves migratorias, entre ellas flamingos rosados, que abandonan el sistema lagunar ante la degradación ambiental.
“El humo es constante y el olor a plástico quemado se mete a las casas. Hay niños y adultos mayores con problemas respiratorios, y cada vez las quemas son más grandes”, expresaron los vecinos, quienes han formado un grupo ciudadano para vigilar y documentar los daños.
El sistema lagunar Chacmuchuch, decretado como área natural protegida en 1999, forma parte de una red de humedales y manglares de alto valor ecológico en el norte de Quintana Roo. Su deterioro avanza por la falta de vigilancia y la operación de tiraderos improvisados donde se prenden desechos para reducir su volumen.
Los pobladores ubicaron los puntos de mayor riesgo detrás de la Universidad del Caribe, rumbo a la carretera a Puerto Juárez. En videos y fotografías se aprecia la acumulación de basura doméstica y restos de construcción, evidencia de la actividad de recolectores que incendian los desechos para separar materiales reciclables.
Ante la falta de respuesta, los habitantes iniciaron la recolección de firmas para presentar una denuncia formal ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y exigir la intervención de los tres niveles de gobierno.
“Queremos que se haga una investigación exhaustiva y se sancione a los responsables. No puede ser que un área protegida siga siendo tratada como basurero”, señalaron.
De acuerdo con la información recabada, existe un proyecto de la PROFEPA para instalar una torre de vigilancia y control que impida el acceso de vehículos que transportan basura hacia la zona, pero no ha podido concretarse por falta de recursos.
Mientras tanto, las comunidades de El Betel y Rancho Viejo continúan expuestas al humo tóxico y a un entorno cada vez más degradado. Las y los vecinos aseguran que seguirán documentando las quemas y exigiendo la protección del ecosistema.
“El ecosistema está enfermo, pero todavía puede salvarse si se actúa a tiempo. No pedimos más que se respete la ley y se proteja este lugar que pertenece a todos”, manifestaron los ciudadanos organizados.