Para comprobar la posible existencia de una cámara oculta en la segunda subestructura de la Pirámide de Kukulcán, investigadores de la UNAM y de la Universidad Estatal de Chicago (CSU) exploran esta construcción a través de rayos cósmicos para entregar una radiografía completa del lugar en seis meses.
Bajo este edificio está la subestructura número uno, donde se encuentran las cámaras del Jaguar y de Chac Mool. Luego de análisis realizados en la zona arqueológica de Chichén Itzá, Yucatán, persiguen los indicios de un probable descubrimiento.
“Existe la hipótesis y hay evidencia porque hay una excavación que descubre que hay una base, pero nunca llegaron más lejos. Aunque todo es muy hipotético”, explicó Arturo Menchaca, investigador y exdirector del Instituto de Física (IF) de la Máxima Casa de Estudios.
El equipo de especialistas ya visitó cuatro veces Chichen Itzá para escanear con láser la pirámide y obtener una imagen exacta.
Un aspecto importante fue estudiar las condiciones ambientales, pues la humedad es de 100 por ciento y la temperatura 26 grados centígrados: “es como un baño sauna”, señaló Menchaca.
El trabajo es parte del proyecto internacional NAUM, siglas en inglés de Muografía para usos Arqueológicos No Invasiva, donde también colaboran las universidades Dominicana y de Virginia.
En tanto, Edmundo García Solís, investigador de la CSU, resaltó el papel de la UNAM, pues está a cargo de la estructura mecánica y sistema detector.
Lo primero que harán los especialistas es verificar la localización de las cámaras conocidas; posteriormente procederán a analizar la segunda subestructura del recinto prehispánico.
El proceso se realiza al medir muones (partículas elementales) que constituyen la radiación de origen cósmico.
“Son como balas que tienen la suficiente energía para atravesar una roca”, explicó García Solís. Con ello, podrán calcular la densidad de la pirámide y hacer un mapeo de las zonas.