El Museo Subacuático de Cancún (MUSA) estimó que terminará el año con la visita total de 300 mil turistas, tanto nacionales como internacionales, recalcando la importancia de este proyecto para aminorar el flujo de turistas en arrecifes naturales.
Roberto Díaz Abraham, director ejecutivo de la galería marina, detalló que de los tres salones que conforman dicha experiencia, el de Manchones es el que tiene mayor afluencia, al acaparar cerca de 90 por ciento de los buzos primerizos.
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Explicó que los principales visitantes son extranjeros, pues cada año llegan al destino para admirar las más de 500 esculturas que integran el MUSA.
“Manchones es el más visitado ya que es ahí en donde se ubica la mayor colección de estatuas”, explicó. “Ahí va mucha gente y también la mayor parte de buzos que hacen esta actividad por vez primera, pues cuando patalean para avanzar son los que más dañan los arrecifes naturales, no entienden que son animales vivos y, por eso, los llevan a este arrecife artificial que hicimos para que dañen menos los creados por la propia naturaleza”, mencionó.
El MUSA tiene esculturas de tamaño real que conviven con el ecosistema marino, pues a la representación de un hombre sedentario viendo la TV, la acompaña un banco de peces que ofrece un panorama poco usual.
La galería también la integran el Salón de Nizuc y el de Punta Sam (también conocido como El Meco). El primero es principalmente visitado en recorridos de Aquaworld o en el tour Jungle; el segundo no es propiamente un parque marino, ya que se asiste sin pagar una cuota o excursión.
Desde la creación del MUSA, en noviembre de 2009, la bióloga y oceanógrafa Vivian Solís ha comprobado, a través de estudios, que las esculturas no han introducido elementos que dañen el ecosistema; al contrario, pues ayudan a reproducir de manera satisfactoria la vida que se crea en los arrecifes de manera natural.
El director del museo subrayó que ella supervisa constantemente todo lo que ocurre y se genera de vida marina.
“Los estudios y valoraciones son muy confiables para seguir cumpliendo la finalidad para la que fueron hundidas las escultura, que fue la de minimizar la presencia de visitantes en los arrecifes naturales para cuidarlos y preservarlos”, concluyó.