Mientras que en 2002 —hace exactamente 22 años— Fernando Meirelles nos presentaba una historia sobre el crecimiento de una favela en lo profundo de Río de Janeiro, y en medio de ella una historia sobre crecimiento personal, más de dos décadas después, esta historia se presenta más digerida.
Ciudad de Dios (Brasil, 2002) presentó una trama con violencia, pero también de amor y de personas que persisten y cumplen sueños. Era una historia de la que se antojaba saber más.
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Ahora la plataforma Max revive este clásico brasileño justo donde se quedó: con un Buscapé (Alexandre Rodrigues), iniciando el sueño de convertirse en fotoperiodista, tras lograr su instante decisivo.
“La película nos hablaba de una evolución geográfica: el crecimiento de una comunidad. Hoy hablamos del poder que las personas tienen al convivir ahí o cómo ellos mismos enfrentan la violencia”, explica Alexandre Rodrigues, en entrevista con El Heraldo de México.
A lo que Rodrigues se refiere es que Ciudad de Dios 20 años después, además de presentarnos a un Buscapé más maduro, también muestra cómo sus habitantes —y personajes— han crecido y se han convertido en miembros productivos de su comunidad.
Desde sus distintos campos y también con sus claroscuros, pero habitantes al fin que tratan de construir, y defender, su comunidad de las adversidades como el crimen, la violencia y las luchas de poder.
“Yo como exhabitante de una favela, al ver la cinta sentía que faltaba esta otra perspectiva, en cuanto a soluciones de los propios habitantes de la comunidad, los que se las arreglan para marcar la diferencia”, explicó.
Así, Buscapé ahora es un reconocido periodista, pero que no se aleja de la favela porque aún hay crimen que contar, pero también porque busca ayudar a su mejoría, pero no es el único.
“En el lugar, en la favela, creció un grupo llamado los intrépidos, desde la película se dedican al arte, a construir escenarios, etcétera. Ellos también participan en la película”, contó. La historia de Ciudad de Dios: La lucha no para,llega con personajes más maduros.